Llegué a Zamorano Espacio y quedé impresionada al ver en la pared de mi derecha un impresionante retrato hecho a base de A4 pintados en blanco y negro. Sin salir de mi asombro, me acerco a leer la información que se encuentra al lado de la obra.
Informa que entre varios artistas se ha creado, mediante el concepto de «pintura colaborativa», esa obra. Han hecho ese retrato basado en una foto tomada por Lara Albuixech en la que sale su hijo sumergido en el agua. El trabajo se ha realizado entre 18 participantes y a base de 36 fragmentos (2 por cabeza).
En el momento preciso que acabo de leer el texto viene a recibirme la directora del estudio, Francisca Zamorano, la cual me acoge muy amablemente y me explica que esa obra la han realizado los alumnos de su estudio.
Son alumnos que no todos tienen el mismo nivel, es más, mientras que algunos sabían pintar antes de entrar, otros no tenían experiencia alguna y, sin embargo, a la hora de ver el resultado, ¿quién diría que no lo ha hecho todo el mismo?
Un dato que me dejó aún más sorprendida es el hecho de que cuando se les presentó el proyecto, se hizo de manera que no se les dijo que iba a ser un retrato conjunto. Se les dio a cada uno un par de piezas de la foto, no se les dijo ni qué era ni qué se iba a hacer con ellas, solo se les dijo que tenían que reproducir lo que se veía en las piezas que se les había asignado.
Sabiendo eso, una no puede evitar volver a contemplar cada detalle de la imagen y ver como cada borde, cada esquina encaja a la perfección, asombrarse de la homogeneidad de la imagen, y entender el por qué del orgullo que se puede sentir en la voz de la profesora hablando sobre el trabajo de sus alumnos.
Me cuenta que en su espacio (en muchas ocasiones lo llama «casa») en primer lugar enseña a observar, ya que en el dibujo y la pintura es algo esencial saber hacerlo, y en ello le doy toda la razón. Si no sabemos observar, perdemos infinidad de detalles a cada paso que damos y cada segundo que pasa…
Doña Francisca habla con pasión sobre el arte, las palabras salen con fluidez de su boca y se ve que habla con el alma cuando dice todo lo que me cuenta sobre su técnica de enseñanza y lo que le importa que le llegue bien ese mensaje a sus alumnos. Es el arte de observar lo que lleva a ser capaz de crear cosas tan maravillosas como la obra que pude contemplar yo ayer y que será otra vez expuesta en la exposición de final de curso de Zamorano Espacio, y que os recomiendo que no os perdáis.